lunes, julio 02, 2007

COQUINA Y CAZON


Estas vacaciones han sido estupendas, aprovechadas al máximo y sobre todo disfrutadas a tope. El pasado 16 de junio tras un último turno de tarde, salimos hacia Málaga, pasados los nervios del viaje y preocupación por mi chico que iba a conducir, poco a poco nos fuimos comiendo el asfalto, y como fui durmiendo todo el viaje aluciné cuando a las 7 de la mañana abrí los ojos y estábamos en "Villanueva del Trabuco". A las 10 de la mañana ya estábamos en Torremolinos, la verdad que el recepcionista que estaba de turno fue muy majo con nosotros que ya nos dejó poder disfrutar de la habitación. Tardamos un poquito en recuperarnos, sufrimos el jet lag del turista :P, pero aún así enseguida nos pusimos a explorar el terreno...yo de hecho lo primero que hice fue darme un baño en la piscina del hotel, que se veía tan tranquila y buena desde la terraza de la habitación. Pronto llegó la hora de comer en el buffet, y después yuhuuuu exploración de la zona con paseo hasta la playa donde vimos un atardecer precioso. Eso sí el agua estaba helada...Como veníamos cansados decidimos quedarnos esa noche en el hotel y ver el espectáculo, y resultó que nos llevamos una grata sorpresa. ¿Imaginas que durante toda tu infancia has veraneado en un lugar y siempre veías actuar a un mago?, pues 15 años después mi chico lo volvió a ver...yo estaba alucinada porque me decía ahora va a hacer esto o lo otro y así era...tanto era nuestro entusiasmo que salimos como voluntarios para un truco que a mí me dejo alucinada, ya hay pocos magos como Santhay. Así que con este buen sabor de boca nos fuimos a dormir, y al día siguiente buscamos La Carihuela donde está el paraíso de nuestras vacaciones, un par de hamacas, unas cervezas fresquitas y a vivir!!. Sin reloj, ni teléfonos que sonaran, solo el sol, el mar y el relax. Continuamos con una riquísima comida en "El Roqueo" en el paseo de la playa, qué ricas las coquinas y el pescaíto frito...con el hambre que da la playa todo nos sabe mucho más rico. Después bañito (glu, glu, glu) y de vuelta al hotel. Por la noche nos reconfortamos con una ducha y después de la cena volvemos a la Carihuela, este barrio de antiguos pescadores nunca duerme, las tiendas permanecen abiertas hasta muy tarde y hay muchos chiringuitos y restaurantes llenos de gente. Como parecemos dos guiris, rubios y de ojos claros desde el principio nos hablaban en inglés en todos los sitios. Así que nos animamos a entrar en un pub holandés lleno de gente cantando, bebiendo cerveza y escuchando música que debe ser muy popular allí porque todos cantaban alegres. Había en la barra unas lámparas grandes que balanceaban una y otra vez, el ambiente era divertido aunque nos costó bastante pedir las consumiciones...allí entre todos parecíamos unos más y nos reímos un montón. Paseo de vuelta por la playa, ya se estaba más fresco y era una delicia estar allí.


Al día siguiente disfrutamos de la piscina que el agua estaba buenísima, por la tarde de nuevo a La Carihuela, concretamente a las hamacas de Manolo Beach, heladito en una terraza y nos volvimos al hotel. De nuevo en la Carihuela ya cayeron las primeras compras, y ese día encontramos un bar entre motero-country todo con fotos de Elvis Presley por dentro del que haré un post otro día. Esa noche estuvimos en una terraza musical y paseando por el barrio de pescadores haciéndonos fotos. Disfrutamos de una estupenda y sabrosa cena en "El Levante", vivan las coquinas y el pez espada.


El último día decidimos ir al aquapark "Aqualand" en Torremolinos, hacía tiempo que no iba a un sitio de estos, muchas atracciones me daban pelín de miedo, pero otras como el Black Hole o el Crazy Race resultaron ser muy divertidas. Estuvo muy bien la anécdota que sucedió en los rápidos, que íbamos en un flotador de esos doble y había como asistentes porque te quedabas encajado y éstos te remolcaban...cuando oigo a uno de ellos decir: "Ven p'acá croquetilla"...ejem chaval que no soy guiri y croquetilla tu %"3¡¿¿'''#@. Después llegó nuestra última noche, compras apuradillas (encontramos un puesto de placas estilo matrículas de coche que nos fascinó y por supuesto calló una) y el buen sabor de boca que La Carihuela nos dejó con la pena de tener que volver a casa...pero muy contentos de nuestra aventura malagueña, más doraditos de piel, relajados, descansados y sobre todo muy felices.

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