domingo, julio 22, 2007

MASCOTA POR UNOS DÍAS

Siempre he preferido los perros a los gatos, no se, con los mininos no tengo mucho feeling, se acercan a mí y me bufan, o simplemente ni se acercan a mí. La gente que tiene gato dice que son muy mimosos e independientes, pero yo prefiero a los perros. Un buen amigo mío tiene un gato, recuerdo haberle llamado por teléfono varias veces y escuchar por detrás al gato maullar, según mi amigo por celos...ejem, lo peor fue una vez que fui a su casa, el gato al principio ni se me acercaba, pero tras un rato, se acercó a mí, me olisqueó, me bufó y de repente sacó las uñas y se disponía a tocarme el pelo o algo parecido, aquel gato parecía Freddy Kruger...pensé que me iba a hacer algo, y además mi amigo me salta: ¡quieta, no te muevas, a ver qué hace!, ays que miedín, mira que si me araña...

Bueno lo que quería contaros es que esta semana pasado he tenido una mascota en mi casa durante dos noches, se llama Toti y es un perro, mmm la raza ni idea, de su padre y de su madre vamos, pero me ha encantado la experiencia. El primer día que llegó estaba inquieto, se quedaba mirando a la puerta de entrada como diciendo, a ver cuándo acaba la visita y me voy a mi casa de vuelta, pero lo que él no sabía es que se quedaba en nuestra casa a dormir. Toti es un perro muy bueno y obediente, a mí me deja sorprendida, hace siempre lo que los dueños le dicen, lo entiende todo, sube Toti, para Toti, come Toti y lo hace todo a la primera. Como dice Cacola, es un perro: "Dulce y fiel". Además es muy cariñoso, a pesar de que me ha costado bastante conquistarle porque cuando iba a su casa y me acercaba a los suyos me gruñía siempre, vamos que él se celaba cuando me acercaba a su gente y se ponía a defender su territorio.

El primer día que me desperté con Toti en casa, estaba muy sopa y el perro me hacía todas las monerías del mundo, el pobre tenía ganas de salir, y fue mencionar la palabra "calle" y se puso como loco de contento a correr, a saltar, a mover el rabo. Me dirigí al armario, cogí lo primero que salió, me hice un moño cutre en el pelo, me calcé las chanclas y ahí que salí yo a pasear al perro (ahora entiendo a las famosas cuando las pillan con esas pintas paseando al perro). Toti salió del portal a toda prisa, y meó en lo primero que encontró, el carrito del barrendero, jajaja, de camino al parque hizo pis en todos los coches del barrio, asustó al típico perrito "lamechochos" de vieja, corrió por el parque, hizo amigos perros, yo estaba encantanda con todo aquello, además nunca me había fijado en toda la gente que tiene perro, hablas con mucha gente con mascota también.
El segundo día de Toti en casa ya fue más relajado, tras acompañarme al baño todas las veces que fui por la noche, y doy fe de que son unas cuantas, el pequeño iba cogiendo confianza, me despertó a lametazos y pisándome la cabeza, jooo nunca me habían despertado así, su lengua de jamón de york me pedía que le sacara a la calle, me gustan los perros porque dan mucho cariño, son muy listos y muy fieles, pero eso de tener que madrugar para sacar al perro, ays que mal se lleva...

1 comentario:

Albert. dijo...

Este post me ha recordado a mi y Coqui cuando nos lo dejan en el Escorial en Junio para cuidarle allí... Y es que llenan mucho los perros, te cogen un cariño enorme y siempre están juguetones. Yo también soy más de perros que de Garfields :P que tuve uno y es que daba miedo el mamón.
Mientras que a los perros se les coge cariño y luego se les echa de menos cuando no están... Como me pasó cuando sus dueños se lo llevaron ya y veías el jardín huerfano, como si le faltara sus correrías, el seguirte y tumbarse a tu lado, correr tras su pelota...;-)
Como mascotas, los mejores.