miércoles, septiembre 24, 2008

TARDE EN EL CIRCO ROYAL


Como Aique ahora también ejerce de Tintín, como periodista viviendo mil aventuras, estos días le ha tocado hacer una entrevista a los artistas que trabajan en el Circo Royal , y la experiencia ha resultado inolvidable. Bien, contra todo pronóstico, cada uno tiene una idea preconcebida de la vida circense, pero todo lo contrario a encontrarte a cuatro saltimbanquis viviendo del cuento, lo que allí vivimos fue totalmente contrario a mi previa idea de la vida en el circo. Hemos conocido a artistas, a virtuosos, a gente que sólo conoce esa forma de vida, que se marea en un piso y que, alguna vez intentó vivir una vida normal, con un trabajo de oficina que le llevó a una depresión.
La gente que conocimos en el circo es INCREIBLE, son trabajadores, tenaces y viven con todas las comodidades actuales en sus caravanas. Las roulettes en las que viven, son pequeñas casas que cuentan con todo tipo de comodidades: televisiones de plasma, ordenadores portátiles con conexión a internet, lavadoras, secadoras, microondas, vitrocerámicas, de todo, vivir en una caravana no significa en ningún caso malvivir. Incluso, había una enorme que tenía un salón estilo inglés con sofás de leopardo, no le faltaba detalle. La gente del circo pertenece a familias que llevan hasta 5 ó 6 generaciones viviendo viajando por todo el mundo, han estado en los cinco continentes, hablan varios idiomas, y cuentan con la cultura y apertura de mente que proporciona el viajar, pero por encima de todo disfrutan con su trabajo...son abiertos, extrovertidos, saben tratar con la gente, profesionales, nos trataron como si nos conocieran de toda la vida. Nos abrieron las puertas de sus casas, y también su corazón, porque cuando explicaban su forma de vida, su trabajo, su pasado y su futuro siempre pensaban en colectivo, anteponiendo el bien del circo a el suyo propio, se les iluminaban los ojos cuando piensan en el aplauso del público, que para ellos es lo mejor que pueden recibir y lo que les hace vivir su trabajo con satisfacción.
Cuando llegamos el otro día al circo, nos dejaron acariciar el cachorro de tigre, luego vimos los tigres grandes (comprobando "in situ" el dicho de: "aquí huele a tigre"), después pasamos dentro a ver la función. Nos ubicaron en un palco a pie de pista desde dónde se veía estupendamente, y empezó el espectáculo: contorsionista, payaso, malabarista, mago con efectos especiales, personajes infantiles, perros, tigres...actuaron ante nuestros sorprendidos ojos, incluso yo estaba tan emocionada o más que las sobrinas. Nos hicieron reírnos, emocionarnos, estremecernos, y eso, no es nada fácil. Nos trataron estupendamente, y nos encantó poder agradecerles con nuestras palabras y sentimientos lo mucho que habíamos disfrutado del espectáculo.
Los cuatro nos hicimos una foto preciosa con el cachorro de tigre, quiero colgarla en casa, porque fue una de las tardes más especiales de mi vida, conocer el circo por fuera y por dentro de la carpa, una de las mejores experiencias que nunca hubiese conocido.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una gran narración. Aique hace de Tintin y tu de Tintina, contándonos todo en el blog...

Yo dijo...

Se ve que lo pasaste en grande na más que por cómo nos lo has contado :)

Hace tela de años que no voy al circo... Desde que era una mocosa, creo. Pero el olor a tigre sí que lo recuerdo... me debió marcar jajajajajaja :P

Besito